Ya estamos terminando la primera mitad del año. Algunos, por no mencionar todos, hemos hecho planes como ha sido la costumbre al iniciar cada período anual, en donde sentimos la necesidad de pensar sobre cuál debería ser nuestra dirección y cuáles las acciones necesarias para acometer dichos planes. Paradójicamente al poco tiempo y como mucho sobre este segundo semestre, percibimos que de nuevo, navegamos del mismo modo, sin que se produzcan esos cambios que estábamos visionando al terminar el año anterior e iniciar el siguiente.
Nuestro propósito de vida individual como factor primordial del cambio…..

La creación que ha hecho Dios de cada uno de nosotros, parte de un banco de memoria alojado en nuestra Conciencia, específicamente en nuestro ADN. Esta disposición energética que termina de imprimirse totalmente en el momento del nacimiento, va programando cada una de las células que componen nuestro cuerpo físico, tomando en cuenta el Propósito de Vida planeado para esta experiencia, el cual se va complementando, también y gradualmente, con otras variables como el recuerdo de los hechos, las emociones y los traumas que hemos instalado en las diferentes etapas de nuestra existencia.
Todo se construye y se desenvuelve bajo una coordinación “perfecta” de instrucciones establecidas en el diseño “Divino” y almacenadas en el mecanismo celular que manifiesta, individualmente y para cada quien, aprendizajes de vida que apuntan al desarrollo evolutivo de todo ser humano. Ese conjunto de directrices incluyen, para este ciclo planetario, activaciones que nos llevan a realizar lecciones especificas que tienen que ver con una reflexión profunda acerca de nuestro propósito de vida, nuestro potencial como creadores conscientes de nuestra realidad y cómo hemos de realizarnos desde nuestra pasión personal durante ésta gran etapa de cambios mundiales que asoman.
Este guion “espiritual” nos sitúa siempre devuelta cuando nos apartamos del camino que nos conduce a ese objetivo formativo, trazado por Dios, para cada uno. Así mismo, algunas de las experiencias traumáticas, que como se ha dicho con anterioridad, se van grabando a la par, se convierten sistemáticamente en subpersonalidades energéticas que toman el mando, creando hábitos y adicciones en nosotros. los cuales han de convertirse en desafíos de vida en cuanto a su manejo y resolución.
La movilización energética que atravesamos nos apresta hacia una resolución, verdadera y no transitoria, a través del reconocimiento e integración de esas partes olvidadas de nosotros mismos que son el origen principal de nuestro sufrimiento y dolor. De ahí la gran importancia de hacernos conscientes y aprovechar de estos momentos cruciales en nuestras vidas para sanarnos y actuar desde lo que verdaderamente somos.
Influencias externas impactan también nuestra realidad…. .

Paralelamente, existen otros dos atributos que influyen también drásticamente en nuestra calidad de vida y el bienestar que deseamos. Por un lado, son todos los pensamientos y creencias que conforman el inconsciente colectivo y que producen finalmente la mayoría de los cambios y situaciones que vemos a nivel mundial. La conciencia colectiva, así mismo, afecta nuestra realidad individual en la medida que aceptamos como ciertas esas creencias generales. Por ejemplo, sí la mayoría de los humanos creen que el año en curso va a ser de escasez, guerra, confrontación, etc. existe una gran probabilidad que esto sea así. De ahí se resalta nuevamente la importancia de ser selectivos con nuestra forma de pensar.
Y el otro atributo que caracteriza una influencia notable es la disposición energética que enmarca la pedagogía evolutiva del Universo y que afecta a nuestro Planeta como parte muy importante de él. Nuestra Galaxia, en particular, avanza siguiendo un mapa, divino y perfecto, que impulsa la manifestación de eventos y acontecimientos necesarios para que podamos hacer comprensiones renovadas sobre nuestro entorno y sobre lo que nos sucede, despertando nuevas formas creativas para interactuar y fluir con nuestras vidas. Es decir, activa la parte evolutiva de nuestras conciencias.
Dicho de una manera más concluyente, las influencias externas manifiestan en nuestra realidad sus características, sí así lo permitimos. En estos últimos tres años en particular; el caos, la incertidumbre, la dualidad y la separación se hacen notar influyendo con bastante fuerza en nuestros pensamientos y desde ahí, afectando nuestra vida cotidiana.
Y cómo podemos manejar todas estas influencias interiores y exteriores?

El año 2023 ha sido planeado como un año de grandes cambios, junto con los dos anteriores. No son tan visibles para nosotros en razón al caos e incertidumbre, atributos que el Universo utiliza sabiamente para edificar las transformaciones desde la base.
Es imposible promover cambios verdaderamente constitutivos dentro de la sociedad, sí no se derrumban esas estructuras viejas e ineficientes creadas para el abuso y dominación, en donde la manipulación mediática, a través de sus variadas formas, se convierte en su herramienta de poder más eficaz. Este enorme desorden y confusión que estamos percibiendo durante esta metamorfosis es el motor de las acciones que van a desencadenarse y que nos conducirán inexorablemente hacia un planeta con más paz y armonía global.
El plan concebido para esos cambios se origina a través del desarrollo de la Conciencia Colectiva del Planeta, cuyo diseño evolutivo se enmarca en coherencia perfecta con el proyecto para nuestra Galaxia. Estos tienen un compás y tiempos, específicos y únicos, que para nada se adaptan con la construcción de nuestra mente lineal, lo que resulta en un completo desafío para poderlos comprender. La mejor manera de ir con ellos es mediante la observación y aceptación sin juicio, sabiendo que sus formas y maneras no son humanas sino que provienen de la sabiduría de Dios como arquitecto del Universo.
Se trata entonces de saber que nos encontramos dentro el planeta pero que, por ahora, no necesariamente debemos interactuar y tomar acción reactiva, de todo cuanto sucede, especialmente cuando elegimos situarnos en bandos o posiciones de dualidad, que aunque resultan muy válidas para algunos actores en ese nivel, no lo son para quienes anhelamos y empezamos a incorporar o descubrir nuevas formas de ser y vivir, en un lugar que estamos construyendo, ayudados por el Espíritu; en donde la armonía, la compasión y amor hacia sí mismos serán los ingredientes fundamentales de las nuevas formas de organización.
Por último, es de anotar que nuestra misión de vida individual fue delineada de manera perfecta y de la mano del plan de cambio planetario cuyo punto actual describe procesos interiores de profunda reflexión y encuentro con nosotros mismos. Este deseo de descubrimiento personal que emana de la conexión con nuestra Esencia, nos inspira a abrirnos a nuevas creencias y valores, a realizarnos a través de nuestro propio empoderamiento y a rodearnos, sin exclusiones odiosas, de las personas indicadas para esta nueva fase del aprendizaje que decidimos hacer en esta experiencia de vida. Ahora el siguiente paso es hacer una elección consciente: ¿ Nos vamos a permitir el enlace con esta inspiración Divina o nos mantendremos anclados a continuar persiguiendo los modelos de éxito que dicta la sociedad tradicional que se resiste al cambio? Dos caminos…. Por cuál te decides?
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